El Señor Jesús es el Hijo eterno de Dios. Nació de una virgen y nunca pecó. Murió como sustituto de los pecados de la humanidad, fue sepultado y después de tres días resucitó corporalmente de la tumba. Ascendió y ahora está sentado a la derecha del Padre. A partir de ahí volverá visiblemente.

Sólo hay un Dios, uno en esencia, pero que existe en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios es Espíritu y, por lo tanto, es infinito, eterno, inmutable y trasciende el entendimiento humano.

Cada palabra de la Biblia está directamente inspirada por Dios, tiene una autoridad ilimitada y no tiene errores. Numerosos manuscritos demuestran la transmisión absolutamente precisa y sin errores de la Biblia hasta nuestros días.

Por eso confiamos sin reservas en la Biblia y estamos convencidos de que ofrece respuestas para cada persona y en cada situación de la vida.

La salvación es sólo a través del Señor Jesucristo y debido a su perfecta obra de redención en la cruz del Calvario. Es por pura gracia a través de la fe en Jesucristo que somos salvados, no por buenas obras. La verdadera salvación, sin embargo, se manifiesta siempre en las buenas obras.

La salvación la obtienen todos aquellos que escuchan el evangelio, se arrepienten y se apartan de sus pecados y confían sólo en Jesucristo como su Señor y Salvador.

La iglesia es la reunión de todos aquellos que se han convertido en creyentes y sirven a Jesucristo.

Como iglesia local, nos reunimos a menudo para orar, escuchar la palabra, convivir y celebrar la Cena del Señor. Queremos adorar a Dios juntos, crecer y caminar en el Espíritu.

La iglesia está encargada de ser una luz en este mundo oscuro y de señalar a Jesucristo. Para ello, ha recibido los dones del Espíritu, que incluyen el hablar en otras lenguas y las curaciones milagrosas.

La Biblia habla de nueve dones del Espíritu Santo que todo creyente puede recibir. A menudo esto se hace a través del bautismo en el Espíritu.

El bautismo en el Espíritu es un evento separado de la conversión. En la conversión, el creyente recibe el Espíritu Santo; en el bautismo del Espíritu, el poder del Espíritu se libera y la persona ya convertida se prepara para el ministerio.

La Biblia habla de cinco ministerios: apóstoles, profetas, maestros, evangelistas y pastores. Hombres y mujeres de Dios han sido encargados de estos ministerios por el Señor Jesús hasta hoy.

Jesús Cristo ha dado a la iglesia la comisión y la autoridad para sanar a los enfermos y liberar a los cristianos encarcelados por los demonios. Esta última consiste en borrar los derechos del pasado, romper todo yugo extranjero y expulsar al enemigo.

Al igual que en el ministerio de Jesús, la curación y la liberación suelen ir de la mano.